viernes, 27 de diciembre de 2013

Memorial 27F. Concepción. La continuación del desastre.


Sin querer ser una especie de crítico de arte debo decir que el Memorial del 27F en Concepción (cercano al Puente Llacolén) es absolutamente horrible, dando lo mismo en qué gobierno nació, pero es artísticamente muy pobre. El origen de la obra merecía algo mejor, pero en esos términos una simple placa era más bella. Gigante y rimbombante pero no produce ninguna emoción ni sensación ni tampoco ganas de un análisis mayor, solo produce desconexión entre sus motivos y sus formas. 
Un poco más allá, en ese mismo parque, hay otras obras entre las cuales se elevan una de Assler, otra de Pinto D´Aguiar y otros portentos de la escultura chilena, y lo del memorial parece cualquier cosa sobre todo por tamaño y formas, una especie de mall mal edificado. Más horrible por izarse en una época en que las grandes construcciones (Costanera Center, Mall en Chiloé, etc) vienen siendo muestra de incultura y mal gusto. Lamentable.
Incluso una agrupación de artistas atacaron la instalación, a través de una misiva, la cual al leerse se distingue claramente que la agrupación no ataca a la obra misma, no catalogándola de ninguna forma, sino que ella como un insulto a las demás obras en conjunto y las consecuencias de la falta de respeto ante el entorno. 
Yendo a lo tragicómico del asunto, debo decir que por un momento imaginé a Piñera diseñando esta "escultura" en su escritorio en La Moneda, y al terminarla, aplaudiéndose ante la maravilla (él lo cree fuertemente) que ha creado. Llega a dar asco la escena.

Polanski.


Esta, para mí, es la mejor parte de la obra de Polanski, en la cual se nota un cine de autor, con una dirección con características propias. Me refiero a las siguientes películas: Cuchillo en el Agua (aunque con algo de Antonioni), Cul de Sac, Repulsión, El Inquilino y quizás, solo quizás, El bebe de Rosemary. Conjuntamente con sus cortos iniciales. Esa mezcla de locura, drama psicológico, obsesiones, absurdo y tenebrismo. Para mí, éstas son las que hicieron grande a Polanski. Las demás, creo, pudo haberlas hecho cualquiera y se alejan de lo que yo considero como realmente valioso artísticamente.
Respecto a las demás, las incluyo a todas en ese poupurri que es en gran parte el cine de Polanski (quizás mucho de cine de encargo), que va desde Shakespeare o Dickens hasta Hardy, pasando por el cine bélico del bueno hasta temática best-sellers del más pop.
Polanski para mí es una especie de camaleón con un inicio de dragón.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

"La Consagración de la Primavera" de Igor Stravinski. Teatro Caupolicán. 03.12.2013


Debido al incendio del Teatro Municipal, se ejecutó en el Teatro Caupolicán. Dirigió en esta oportunidad, don Paolo Bortolameolli
En Wikipedia aparecen estas excelentes palabras:
A diferencia de en los ballets anteriores, obras más “rusas” y menos “rupturistas”, Stravinski se atrevió, en esta obra, a innovar más de cuanto la corriente modernista francesa (una de las vanguardias en aquel momento) se había atrevido a hacer. Su estreno, como podía esperarse, supuso un estrepitoso fracaso: el público comenzó a abuchear la obra cuando ésta aún no había finalizado. La crítica por su parte estaba dividida entre los maravillados modernistas franceses, y los reaccionarios autores románticos y post-románticos, que la consideraron como una sucesión estruendosa e incomprensible de sonidos y ruidos.
La innovación de esta obra se produjo fundamentalmente en varios ámbitos musicales:
  • Ritmo. El autor prescinde de las típicas secuencias que caracterizaban hasta el momento toda obra (por ejemplo: Introducción, Tema principal, Variación 1, Variación 2, ...), adquiriendo una estructura lineal, prácticamente carente de repeticiones. Además, no hay sincronía y acompasamiento ni entre las distintas voces de los instrumentos, ni entre sí mismas a lo largo del tiempo, lo que produce en el oyente esa sensación de imprevisión, impulso, brutalidad y desorden. Por otra parte, los ritmos utilizados se vuelven irregulares por el constante cambio de compás, por el uso de compases complejos o por la utilización de la síncopa para alterar la posición de las partes acentuadas de los compases. Hay pulsación en el ritmo, naturalmente, pero la duración no es siempre la misma y unas son más largas que otras. Esta tipo de figura de pulsación desigual tiene un nombre propio: se llama ritmo Aksak (del turco, "cojo"), y es propia de la tradición de muchos pueblos del este de Europa, ya que los turcos lo llevaron a los pueblos eslavos. De nuevo algo antiguo suena realmente nuevo.
  • Melodía. Sin llegar a la destrucción del sistema de octavas, y la adopción de la música dodecafónica, es frecuente en esta obra el uso de disonancias, así como de líneas musicales (bien de fondo o como figura principal) que no respetan estrictamente las líneas marcadas por las modalidades y las escalas, sino a veces meramente onomatopéyicas, todo con una función figurativa al servicio de una mejor representación plástica. Es importante señalar que para la creación de estas melodías Stravinsky utiliza escalas y modos “antiguos” que se asemejan a los actuales pero en realidad no son del todo ni mayor ni menor. Con ello consigue un cierto efecto de antigüedad. También emplea pocas notas en la escala para crear melodías de poco recorrido (antaño dependían por completo de la voz para ser ejecutadas y no se permitían registros amplios para comodidad del intérprete vocal) y pocos saltos. Además son muy repetitivas. Otras se basan incluso en escalas pentatónicas de 5 notas.
  • Armonía. Como resultado de la superposición de líneas melódicas, la armonía que se obtiene se aparta de la tonalidad clásica. Esta armonía no tiene función estructural, como sucede en Schönberg, sino que muchas veces se compone de una simple acumulación de notas. El uso de estratificación de terceras, o cluster. La obra está cerca del atonalismo pero con un sentido muy estricto, aunque se usen acordes disonantes, con intervalos aumentados o disminuidos, todo tiene un sentido además de la capacidad del autor, para dar brillo a la obra y sacar la sonoridad que se pretende.
  • Orquestación. Stravinsky desarrolla aquí una sonoridad completamente nueva. Abundan los efectos percusivos, agresivos y violentos, desaparece sonido expresivo y melódico de los instrumentos de cuerda y se favorece el predominio de la percusión y los instrumentos de viento, evocadores de una naturaleza salvaje y primitiva. En algunos momentos el uso de los instrumentos de viento madera (corno inglés, flauta contralto) tiene un efecto exótico y evocador. El solo de fagot en el registro agudo con el que comienza la obra ya indica que nos encontramos en un mundo totalmente nuevo en lo que a la sonoridad orquestal se refiere. Otro tipo de recurso instrumental utilizado a menudo en la obra de Stravinsky es la mixtura de sonidos. Esta en concreto entre flauta contralto y violín solo tocando en armónicos una escala pentatónica como las de antes es realmente inusual. Merece la pena destacar igualmente el curioso papel reservado a las cuerdas en esta composición. Los violines, que por lo general son los encargados de llevar el peso de la obra, se limitan prácticamente a funciones de acompañamiento rítmico tocando notas breves y repetitivas, sin participar del protagonismo habitual. De hecho trata la cuerda de un modo rudo y áspero, como un instrumento de percusión.
Debido a su condición de primera obra claramente rupturista, y a la dificultad de su audición (especialmente para los oídos acostumbrados a los compases barrocos, neoclásicos y románticos), esta obra puede considerarse para el oyente como una obra inicial de la música clásica del siglo XX. A partir de Stravinski, el estilo rupturista domina todo el panorama musical europeo en todas sus dimensiones, como la melodía, la forma y el timbre. De hecho, en ninguna otra obra de Stravinski encontramos la misma voluntad de romper deliberadamente contra todo lo anterior, por lo que el escándalo de esta obra no se repetirá.

martes, 3 de diciembre de 2013

Adrian Belew en Chile por Segunda Vez. Teatro Nescafé de las Artes. 02.12.2013.



La verdad es que con Matte Kudasai me mató de entrada. K.O. en el segundo uno (la sensación, mezcla de emoción y melancolía, solo es comparable a Trains de Steven Wilson ejecutada casi a capella al final de su show del 2012 en el Caupolicán). Por otra parte, es agradable escuchar la experimentación sonora de Belew en vivo, es otra cosa, un tipo que le saca chispa a su instrumento, incluso con recursos algo similares a la onomatopeya. Pero hay que decir una cosa, o más bien, debo ser sincero, la obra de Belew como solista no me mata, salvo alguno de sus discos como el Side One (lamentablemente no toco una de mis favoritas: Ampersand), pero en general no lo escucho regularmente y no me produce devoción su obra personal, mucho más me llena el Remain in Light de Talking Heads. Incluso tocó ayer un tema con una estructura muy formato canción que derechamente no me gustó y que no había escuchado antes, voy a buscar su nombre, super simple (lo que no es malo directamente) pero que demuestra el anhelo de pop de Belew (lo que tampoco es malo), pero de una forma que a mi en lo personal no me gustó. Sin embargo, lo hecho junto a King Crimson (motivo esencial de lo lleno del local convengamos) es algo prácticamente insuperable, y es por eso que la ya mencionada Matte Kudasai, Frame by Frame, Neurotica, Dinosaur, la espectacular Three of a perfect pair y Thela Hun Ginjeet fueron sin duda algo difícil de volver a sentir, y aunque son versiones más simples debido al formato trio (pienso en la sonoridad adornada maestramente en esas grabaciones en Japon del año 1995 en que se presentaban eminencias tales como Tony Levin, Robert Fripp, Trey Gunn, Bill Bruford, Pat Mastelotto, y el mismo Adrian Belew) igualmente causaron el efecto virtuoso de gozar con la composición y es que la voz de Belew efectivamente está intacta. Un buen momento el de ayer, y ojalá King Crimson nueva versión aparezca por acá el 2014.


lunes, 2 de diciembre de 2013

Tryo: Teloneando a Adrian Belew. Teatro Nescafé de Las Artes. 02.12.2013.


El viaje musical de Tryo es tan tremendo como su carrera. Tocaron un par de temas, breve e insuficiente para llegar a tomarle el peso a la calidad de su música, pero que lograron plasmar ante los espectadores lo que realmente son: Una de las mejores bandas del rock progresivo nacional.  

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Meshuggah en Chile. Teatro Caupolicán. 12.11.2013.


Inmenso concierto. Lo más inmenso. Si bien es cierto faltó por momentos algo de nitidez en la ejecución total, en lo demás fue perfecto. Por otra parte, a pesar de que Meshuggah suena harto en métrica 4/4, con riffs de tempos imposibles como en "I am Colossus", dio para deleitarse cabeceando a diestra a siniestra . Pensar en puntos bajos en esta oportunidad no resulta, sino que por el contrario lo que se debe buscar son los puntos más altos aún, y entre estos, más allá de la velocidad de "Combustion" o "The Hurt ...." , está "Demiurge" que sonó increíble o el cambio a la brutalidad desde "Minds Mirrors" a "In death - Is Life" que fue para mí lo más poderoso del concierto. También resultaron aprobados los "solos" de guitarra, ya que mientras los otros mantienen el groove, suena perfectamente disonante y demencial la guitarra, haciendo un trabajo digamos "melódico" (ajajajaj) mientras los otros persisten en lo rítmico, esto según el setlist se repitió en distintas ocasiones que fueron 100% la raja. Según mi parecer, y hablando de un tema más profundo o metafísico, llamó mi atención que su sonido en vivo (estando ahí mismo) es bastante psicodélico, no esa psicodelia propia de los 60 y 70, ni menos de la revolución de las flores y esa onda hippie, pero si muy espiritual, una especie de trascendentalismo pero de lo oscuro, el llegar a esa dimensión que se refleja mucho en su arte, digamos sobre todo la caratula del obZen y los pendones que había ayer en el escenario del Caupolicán, esa mezcla de meditación negativa como si existiese una inmaterialidad abstracta, pesimista, demencial y demoníaca a la cual Meshuggah rinde pleitesía. Un budismo meditativo pero de lo oculto, denso y críptico: la contemplación de lo perverso. Una especie de religión de lo lóbrego. Esa emoción pude sentir anoche mezclado al murallón sónico de una banda ya histórica. Mil veces inmenso. Meshuggah es un Leviatan, un Coloso eterno que subsiste mientras el hombre se desvanece.



domingo, 10 de noviembre de 2013

Bosnian Rainbows: La confirmación de un nuevo, excelente y poderoso sonido. Festival Frontera. 09.11.2013.



Éramos muy pocos es cierto, pero no por eso los con menos pasión o conocimiento de la música. La banda superó con creces lo que se escuchaba en su disco e incluso lo que se veía en sus conciertos en youtube. Una potencia abrumadora con una mujer al frente con una capacidad teatral espectacular, que roza lo demencial e esquizofrenico, a parte de su atractivo físico que estaba a simple vista. La dupla nacida de Dark Angels, es un lujo tenerlos acá, un profesionalismo a toda prueba, sumado a originalidad y mucha experiencia. Nicci Kasper aportó mucha potencia y psicodelia a la actuación. En el caso de Deantoni Parks quedó claro que es un tremendo baterista, como muchos de los que han tocado con Omar Rodriguez-Lopez (el genio de Zach Hill entre ellos), con una precisión casi clínica en su instrumento. El setlist siguió en idéntico orden que el del disco, un álbum que para mí está entre lo mejor del año 2013, sobre todo por hacer con la música del pasado, el post-punk sobre todo (y en menor medida, el new wave, e incluso el no wave), algo nuevo e innovador, porque hay que decir que su sonido es originalísimo, enmarcado en aquello que desde hace un tiempo Omar Rodriguez-Lopez buscaba y catalogaba como “música del futuro”, y creo que lo logra ya que su disco es sin duda un avance en ese estilo musical. Hay que ver que dice en definitiva la historia. E incluso este disco debería ser idolatrada por esa naciente nación “indie”, pero no tiene esa onda propia de aquella camada (con moda incluida), pero si mucho de la raíz de esa rama del rock: principalmente el punk. De Omar Rodriguez-Lopez solo se puede decir nuevamente que estamos frente a un genio, que hace y deshace, pero siempre con genialidad y virtuosismo. Era lo que esperaba y más.

Setlist
  1. Eli
  2. Worthless
  3. Dig Right In Me
  4. The Eye Fell In Love
  5. I Cry For You
  6. Morning Sickness
  7. Torn Maps
  8. Turtle Neck
  9. Always On The Run


Las bandas vistas en Festival Frontera, previo a Bosnian Rainbows. 09.11.2013.

Alain Johannes.

GEPE.

Como Asesinar a Felipes.

Los Tetas.

Inverness

sábado, 9 de noviembre de 2013

Alain Johannes. Auditorio del Teatro Bellas Artes. 7.11.2013.



Un show en un lugar preciso, con un sonido perfecto. Hangin´ Tree sonó tan o más demoledor que los propios QOTSA. 
El setlist fue:
  1. Not on this Earth 
  2. Endless Eyes 
  3. Return to You 
  4. Make God Jealous 
  5. Spider 
  6. Unfinished Plan 
  7. Gentle Ghosts 
  8. The Bleeding Whole 
  9. Reach Out 
    (Eleven song)
  10. Hangin' Tree 
    (Queens of the Stone Age song)
  11. Why 
    (Eleven song)
  12. Making a Cross 
    (The Desert Sessions song)
  13. Encore:
  14. Crash Today

sábado, 26 de octubre de 2013

Kayo Dot - Hubardo (2013). Una gran obra maestra.




El sol, clara antorcha de la bóveda celeste, no penetra los cuerpos densos; por eso en las partes que le dan la espalda permanece la sombra. Y aunque esta es la más vil de todas las cosas su uso no tiene mucha utilidad para los astrónomos. Pero el sol ha otorgado muchos dones a los filósofos, y su sombra, porque permite finalizar la obra de arte de fabricar oro.” Así se indica bajo el grabado del Emblema XLV de la obra alquímica de Michael Maier.

Y es que Toby Driver ha vagado desde hace años entre las sombras (desde maudin of the Well hasta Tartar Lamb), siempre como un guía espiritual, un cuerpo denso, un adalid tenebroso, un líder alquimista que busca la belleza desde la oscuridad, transformando mágicamente el llamado pavor existencial en arte. Su trabajo en la música es equivalente a la historia del poeta y protagonista de este álbum: De la Devastación llega a la Luminiscencia.

Hubardo tiene elementos que la hacen una obra indispensable. Son 97 minutos que recorren este áálbum doble, con secciones instrumentales realmente bellas por momentos y violentísimas por otras, derrochando conceptualidad y poesía. Poesía de la decadencia, de la desgracia, tal vez un sueño o una pesadilla: Cuenta que cae una piedra desde el cielo y narra los días siguientes en la vida de un poeta  y su metamorfosis alquímica, oculta, apocalíptica, tal como Orfeo y su descenso al Infierno, tal como en La Carretera de Cormac McCarthy. Es el viaje a la muerte para encontrar la luz. Es la aterradora realidad de lo que se está terminando, de lo que va muriendo y ante lo cual, la poesía sería lo único digno y rescatable de esta vida, el poeta como un redentor ante la nada. Nada sobrevive, nada sobrevivirá, solo aquello que nace desde lo profundo del alma, y el poeta obedece aquel mandato espiritual para ser quien lleve adelante la vida, y la haga renacer desde un nuevo inicio, para verla crecer a partir de lo que realmente vale e importa y así hacerla esencial.

El inicio de “The Black Stone” funciona como prólogo de lo que sucederá, es el comienzo del fin. Con guitarras simples y voz gutural y desgarradora ausente de melodía alguna de Jason Byron. Es la voz de la muerte,  como si el mismo Leviatán que mencionan aquellos gruñidos narrara la caída de la piedra de fuego en el silencio de la noche: “In the hush of the night , The stone from the sky”. Su tremenda oscuridad y demencia recuerda por momentos a la teatralidad de Scott Walker. Luego, a partir de los seis minutos muta a un post-rock progresivo muy sugerente que desenlaza en un speed violento y animal.

En “Crown in the Muck” se describe el paisaje resultante de la tragedia. Se inicia  con escalas progresivas que más que demostrar virtuosismo intenta plasmar una atmosfera perturbadora, y lo logran satisfactoriamente a través de las repeticiones de las mismas. Estos primeros cuatro minutos son uno de los tantos puntos altos del disco, que es mezcla de locura, placer, psicodelia, en el que incluso aparece sorpresivamente el sonido de un saxofón a cargo de Daniel Means que solo hace que el tema suba aún más su calidad. Notas perfectas y que inquietan en su ejecución. Magistral. Luego, en una característica del disco, la composición se transforma en rabia, y los versos hablan por sí solos: “The black eye sleeping in an open grave”, es la caverna que ha creado la piedra caída desde el cielo. Es el grito de la desesperación y la angustia que finaliza en un speed cargado al grindcore-jazz muy de John Zorn y Naked City. Una composición histórica.

El thrash metal violento inicial de “Thief” es una máscara de lo que vendrá a continuación y es que sus minutos siguientes son puro rock-progresivo experimental. Con un trabajo preponderante, sólido y admirable de batería por parte de Keith Abrams. Bastante atonal esta sección en cuerdas, incluso dodecafónicas podrían pensarse, y completamente etérea y fantasmal en voz. A continuación nace una sección que suena antigua y heredera del jazz-rock de los 70´, debido principalmente a la irrupción de un teclado que suena a melotrón u órgano y también se hace presente un saxofón impetuoso, pero siempre con preeminencia del doom metal, sobre todo en bajo y batería. Una nomenclatura soberbia, con una letra compleja, poética y sumamente subjetiva, indefinición que  vaga entre lo real y lo onírico, un sueño suicida.
En “Vision Adjustment To Another Wavelenght” el caos se presenta en notas cortantes y breves, con un grito de saxofón que adorna la creación. Arritmias decadentes. Alaridos desgarradores. Una composición stravinskiana sin armonías y saltos sin orden en el pentagrama, sin métrica en su inicio. Luego aparece una sección de flauta realmente atrayente, cuya ensoñación recuerda el impresionismo debussiano del famoso preludio. Una nueva sección que topa con el absoluto.

Un metal progresivo con toques de doom metal y post-rock de alto vuelo se presenta en “Zlida Caosgi”, también se asoma algo de música de cámara, con percusiones nuevamente a gran nivel, como todo el disco equiparable incluso con lo mejor de Opeth en su faceta death metal.

Luego se asoman dos composiciones suaves y umbrosas: The First Matter (Saturn in the Guise of Sadness) y The Second Operation (Lunar Water). La primera es una especie de composición ambiental, con una línea de bajo que predomina, al igual que los sintetizadores y en su suave oscuridad quisiera demostrar la cadencia del caminante que desfallece, llevando entre sus manos la semilla, la materia prima, que permitirá recobrar lo muerto. Es el mismo poeta, y su arte, la semilla que será el cimiento. Luego, una fracción de experimentación noise de elementos electrónicos, un halo musical. La segunda es propia del lado docto y de cámara de Toby Driver y en sus 13 minutos hace alarde de lo que hizo en su magnífico disco solista “In The L..L..Library Loft” del 2005 del sello Tzadik. En la pieza se luce un solo de violín a cargo de Mia Matsumiya, demostrando que estamos ante talentos gravitantes. Luego aparecen coros semi fantasmales y a continuación un solo espectral de saxo, el cual ha sido doblado. El poeta observa la noche que lo rodea y al parecer sueña. Una mágica y letárgica obra maestra.

Con Floodgate volvemos al metal del más radical y violento aunque con pequeños toques de free-jazz, y con un Toby Driver dejando las tripas en el micrófono con guturales alucinantes y apocalípticos, que terminan con unos versos hermosos: “As an unfinished rhyme, as a grief-laden breeze”… Una rima sin terminar, como una brisa cargada de dolor.

La mejor pieza del álbum puede ser “And he built him a Boat”, que es un post-rock poderosísimo y que tiene un espíritu tan demoníaco y virtuoso que, me atrevo a decir, no había escuchado nunca unas notas que llegasen a expresar tan crudamente el concepto general del álbum. La voz de Driver vuelve a retomar esa característica teatralidad heredada del genio Scott Walker, que se esclarece con el verso susurrado “Sacrificed food and rest for ever”, que como elemento de manipulación suena de un modo perfecto. Son más de 7 minutos de elecciones musicales virtuosas y honestas, incluso épicos debido a los coros que pareciesen creados por el mismísimo Morricone.

“Passing de River” es una balada suave con elementos vocales incluso pop por parte de Toby Driver, en unos de las composiciones más accesibles del disco, por lo menos en su parte inicial, ya que se desarrolla con ruidismo de guitarras y luego volvemos a la psicodelia destructiva y al post-rock, con elementos de viento. En su intrincada letra puedo hacer analogía con la barca de Caronte que es la conductora entre los dos mundos. Por su parte, la letra da pie para hacer un cierto paralelo con la obra de T. S. Eliot, sobre todo en esa aparente sobriedad, compleja desde luego, por lo menos la de “Tierra Baldía”, en esa esterilidad teórica llevaba a la perfección a los versos. O también con los poetas metafísicos ingleses o el mismo Dante, o con el norteamericano John Ashbery (Autorretrato en espejo convexo).  Aunque obviamente, guardo las proporciones al momento de la comparaciones, ya que Driver recurre en demasía a las descripciones de la naturaleza, en una característica de todas las letras del álbum: los ríos, las piedras, las aguas, los árboles, etc., dejando de lado un análisis más metafísico de lo que observa y su relación con el ser.

Quizás el único punto bajo del álbum viene con el inicio de “The wait of the World”, pero no debido a su calidad, ya que es excelente, sino porque su sonido se encuentra un poco fuera de la órbita y concepto del disco, debido principalmente a que su jazz-rock inicial muy zappiano está alejado de él. Suena un poco fuera de contexto, pero luego se enriela y llega a los mismos niveles altísimos de todo el disco. En su letra al parecer hace mención a la muerte del poeta, y lo hace un adiós similar al de Dead Man de Jim Jarmusch.

Toby Driver y los suyos desde hace mucho sentaron en sus piernas a la belleza, la hallaron amarga, y la escupieron, tal como Rimbaud lo hiciera hace más de un siglo, pero algo maestro ha nacido de esa exhalación, algo de dimensiones artísticas tremendas, tal como en la pintura lo han hecho Francis Bacon, el accionismo vienés, Joel-Peter Witkin, y tantos otros que han visto en el fin el principio de la belleza. Una naciente alquimia en el apocalipsis. “¡Ah! ¡Ascender de nuevo a la vida! Poner los ojos en nuestras deformidades. Y este veneno, ¡este beso mil veces maldito! ¡Mi debilidad, lo cruel de este mundo! ¡Dios mío, piedad, escondedme, me comporto demasiado mal! - Estoy escondido y no lo estoy. Es el fuego quien se reanima con su condenado.” Una gran obra maestra.






miércoles, 16 de octubre de 2013

Destrucción Necesaria.


"Yahvé observó que los hombres se estaban multiplicando sobre la faz de la Tierra y la maldad crecía en ellos y el propósito de su creación no se cumplía, por lo que decidió destruir esas generaciones."

jueves, 10 de octubre de 2013

Alice Munro: Nobel Literatura 2013.



Alice Munro !! Merecido... Sus cuentos son increíbles e incluso vanguardistas en su estilo narrativo... Hay varios en español para los que les interese...

Hay que ser agradecido de aquellos que nos ayudan a conocer más artistas, y es por eso que agradezco indirectamente a Harold Bloom y su "Cuentos y cuentistas. El Canon del Cuento" , y directamente al periodista del Artes y Letras que la mencionó en la nota que le había dedicado a la obra mencionada de Bloom, ya que por él me di a la tarea maravillosa de recorrer las páginas de esta canadiense.

Aunque sigo esperando el premio para el mejor, heredero del mejor (Faulkner), don Cormac McCarthy.

Es increíble lo rápido que ha pasado este año, pareciese que solo hace unos momentos se comentaba el Nobel de la categoría otorgado a Mo Yan, escritor del cual conocía nada, salvo que había escrito el "Sorgo Rojo", que había sido llevado al cine por el gran Zhang Yimou.

martes, 10 de septiembre de 2013

John Frusciante: Outsides (2013). Un buen EP y el inicio de una parte de lo que es.

Confieso que el gusto por John Frusciante no se debió a RHCP (de los cuales con suerte conozco los singles), sino por su participación pre y con The Mars Volta, incluida su presencia en el SUE en San Carlos de Apoquindo en el año 2004. Por este mismo motivo me es inevitable no hacer de la carrera de JF un paralelo de la de Omar Rodriguez-Lopez, cuya relación va más allá de una simple colaboración, sino que se trata más bien de una amistad profunda, y de aquellas que llevan consigo mucha admiración mutua. Ambos han pasado por profundas crisis. En el caso de JF a un nivel autodestructivo impensado, reflejado cruelmente por, el desde hace un tiempo, excesivamente hollywoodense Johnny Depp en Stuff. 
Ambos también han incursionado en las posibilidades sónicas de su instrumento principal, y han decantado desde hace años en la electrónica. El determinar quién fue el primero que la utilizó es un tema que poco importa, pero de todas formas tiene una historia más o menos interesante: 

1. JF sería al parecer quien inició esta senda con sus discos del 2001 llamados “To Record Only Water” y “From The Sounds Inside” (en menor medida ya que solo se asoma en algunas canciones como Innerstate Sex y Fall Out”, pero es una obra maestra del semi lo-fi, con una capacidad de creación de melodías vocales casi infinita. Similar ocurre en “Curtains” o el “Smiles ….”, trilogía que forma parte de lo que más me gusta de su trabajo, junto a los dos de la gran Ataxia).
2. Sin embargo, estos dos discos del 2001 de JF tienen como competidor directo y cronológico lo realizado por Omar Rodriguez-Lopez con su banda dub De Facto con sus trabajados también del año 2001, en la cual adivinen quien participaba: John Frusciante, al parecer no en los discos mismos sino solo en las participaciones en vivo. Así que empate. 
3. Aunque De Facto, tiene un EP de 1999, así que la historia diría que quién se inició en la electrónica sería OR-L. 
4. Ahora, quien tenía más relevancia en la electrónica dub de De Facto era el fallecido Jeremy Ward, así que quizás en él estuvo el principio de todo lo que está haciendo OR-L y JF en sus facetas solistas. 

En la experimentación misma creo que tiene más experiencia OR-L, con discos mucho más vanguardistas, con una utilización más rebelde de la electrónica que se observaba en un principio una utilización sumamente psicodélica en algunos discos como el “Minor Cuts and Scrapes in the Bushes Ahead”, y por lo tanto, podría decirse que es una utilización más Noise (el tema “Sidewalk Fins” es otro ejemplo). Quizás esta rebeldía se debe a que OR-L es más cercano al Rock y al Jazz que JF, que tienen una tendencia más de Blues y Pop me atrevo a decir, que son más “estáticos”. Pero luego, sus discos desde el año 2012 con los cuales “inicia” su etapa electrónica, como el “Octopus Kool Aid”, cumple una función de acompañamiento de la melodía vocal, aunque sin perder en demasía las características lisérgicas e incluso barrocas electrónicamente de su anteriores utilizaciones, interrumpidos solo por el magnífico free jazz del “Woman Gives Birth ToTomato!”, hasta su último disco de este año “Solo Extraño”. 
Y es que ahí precisamente donde se presenta la diferencia con lo que hace John Frusciante en este disco y en algunos pasados como en el primer tema del excelente “A Sphere In The Heart Of Silence” del 2004 y en algunos del “PBX Funicular Intaglio Zone”: la utilización rítmica de la electrónica, ausente de voces y armonías (salvo una oportuna guitarra, como en el primer tema de este EP), o sea, su utilización como ruido principal, y en ese aspecto se emparenta con el lado oscuro de la electrónica: el krautrock y la IDM. 
Respecto al análisis de cada composición debo decir que el solo de guitarra de “Same” es tremendo (similar al “Love Devotion Surrender” del par de secos), el nivel creativo en “Breathe” es de otro mundo, muy cercano a la IDM, pero creo que con una mirada al pasado, Ligeti incluso Varese en su parte media que la hace, a pesar de breve, una inmensa creación. La breve voz de Frusciante que se escucha en “Shelf” es seca y robótica, y su guitarra es virtuosa igual que siempre. En “Sol” la compleja abstracción se asimila más con paisajes inconclusos y sin forma, más que con emociones. 
Para terminar digo a quienes critican está faceta electrónica de JF, que ni me preocupa que al público no le guste este trabajo fundado en que se distancia mucho de su línea tradicional, primero porque estoy acostumbrado a escuchar de todo, y segundo porque ni vale la pena pensar en aquello: la intransigencia y “fidelidad” en los estilos musicales es una cosa en estos días casi decimonónica, un pensamiento atrofiado, atávico y profundamente tonto.

jueves, 15 de agosto de 2013

Herbie Hancock. Teatro Caupolicán. 14.08.2013.


Sabiendo a lo que iba y como iba (39 de fiebre aprox) digo que en una sensación muy personal no me gustó el concierto. Lo siento por los amantes de su música, pero a mi no me gustó mucho, aunque puede ser que mi estado febril me haya hecho ver una mala ilusión. De partida todo fue malo (en el comienzo fue el fin) con una fila de 3 cuadras ya que a los genios se les ocurrió poner solo un acceso para galería y platea alta con resultados obvios. Mi estado me llevó a hacer algo de lo cual no me siento orgulloso: colarme en la aglomeración que se hacía en el acceso, pero no había mucha vuelta que darle, eran cinco para las 9 y si hubiese seguido en la fila tipo 9,30 estaría entrando, corroborado al aparecer frente a mi desde el acceso un chascón rubio de unos dos metros de alto. Sorry por ello. Luego, en lo musical nada que decir con la calidad de los intérpretes, los tipos eran secos en lo suyo. Pero el problema para mi fue lo que tocaron, repito que sabía a lo que iba, pero antes ya lo había dicho: no me gusta mucho el eclecticismo de Hancock, dentro del jazz, puede ser de lo que menos me atrae. Es un buen compositor eso se nota y escucha, simple en las secciones clásicas, que son ya a esta hora históricas y parte de la música popular, tanto así que es dificil que alguien no identifique algunas notas, gracias a reinterpretaciones, a la publicidad y también a los samplers. Ese eclecticismo, entre el funk-jazz y sus respectivas improvisaciones no me mataron, salvo en determinadas y muy específicas notas que sonaban en su conjunto. La ausencia de vientos también es otro elemento que sabía iba a jugar en mi contra. Me es difícil no asociar a HH con Miles Davis o Wayne Shorter por ejemplo, o con Lee Morgan, esa pega no la puedo hacer. Luego, las percusiones de Hussain la encontré muy extensa, aburrida por momentos y evocando aspectos populares que a mi me sacaron de la hipnosis a la cual intentaba llegar, soy serio eso si, lo reconozco y esas cosas o juegos al inconsciente popular no me hacen reir ni me agradan. Me hizo falta algo de los años de jazz puro y duro de HH, algo de bebop, de hardbop, sabía que no lo hacía, pero no pude sacarme esa necesidad de la cabeza. Su solo de piano también lo encontré en demasía extenso, y a diferencia de lo indicado en el review, a mi no me conmovió nada, y aquello no es difícil provocar en mi. No sé, pudieron ser varios factores, pero para mí no fue una buena noche, tomé mi chaqueta entre los aplausos y me fui, caminando por San Diego me puse a escuchar Ceora de Lee Morgan Quintet y puta que me gustó.

Las imágenes importantes 3

Arte en su estado más puro. Etereas, complejas y subliminales. Películas sensoriales, sobre todo "El año pasado en Marienbad".


jueves, 18 de julio de 2013

Bosnian Rainbows: Un Nuevo Eslabón??

Mucho de este disco ya se conocía por aquellos que sentimos preferencia por la música de OR-L, ya que todos queríamos saber qué mierda era tan importante en la vida del guitarrista como para dejar tirado a su compañero de mil batallas: Cedric Bixler-Zavala. Conciertos en vivo y bootlegs de Bosnian Rainbows aparecían en la carpeta personal destinada al chascón guitarrista y que costaba asimilar. Pensaba que para dar por terminada esa inmensa máquina llamada The Mars Volta se necesitaban más que poderosos motivos, aunque la verdad es que ya se sentía un poco el desgaste creativo de TMV en sus últimos discos, alejados ya de sus orígenes progresivos-mezclainfinita-psicodelicos a nivel de genios, y se podría decir que el último disco de TMV era la crónica de una muerte anunciada, o más bien la crónica de un nuevo sonido en el que estaba explorando Rodriguez-Lopez (del cual se heredan algunas cosas en este disco), y que sin embargo, no se reflejaban en su excelente carrera solista ya que esta se carga a la electrónica, salvas excepciones como el magistral Woman Gives Birth To Tomato! (que considero un peak en su carrera, un free-jazz demencial). Y bueno el resultado a primera escucha es decepcionante, no hay nada de aquello que hizo tan grande a OR-L, incluso se piensa inmediatamente en que se está malgastando tontamente un talento inmenso, más aún por la presencia de la dupla de Dark Angels (con quienes ya había trabajado), que incluye a uno que ha colaborado en varios discos de OR-L (Old Money, Un escorpión Perfumado, entre otros) me refiero a Deantoni Parks, y que considero un buen tipo, o sea, a simple vista el talento se malgasta. También sucede que si se relaciona con TMV, Bosnian Rainbows es una banda menor, es un juego de niños. Pero la idea de un disco o una banda es la subsistencia por si misma, y es que este disco debe escucharse olvidando el nombre de OR-L. Hacer ese ejercicio mental es complejo pero necesario para no caer en la injusticia de tachar de mala una banda por el solo hecho de no ser lo que en definitiva queríamos escuchar. Porque eso es lo que sucede: La banda no es el resultado de la muerte de The Mars Volta (efecto inverso que se produjo con la muerte de At The Drive-In). La banda tiene una vida independiente, no es partir de cero tampoco, pero si cercano a aquello. Digo que no parte de cero ya que antecedentes de su sonido vienen desde aquellos lejanos covers de Siouxsie and The Banshees, Circle Jerks o The Sugarcubes, y que nacen obviamente del gusto de OR-L por toda la música incluido el rock, punk y post-punk ya sea 70 y 80, y como no, su colaboración con Lydia Lunch, y obviamente también de lo que se hizo en At The Drive-In. O sea, el hombre siempre tuvo las ganas de hacer algo con ese sonido o volver un tanto a él (estilos por el cuales también siento bastante cariño, grandes bandas: Joy Division, Cocteau Twins, The Cure, Black Flag, The Birthday Party, New Order, Depeche Mode, Talking Heads, etc), y el resultado es este buen disco, que con una voz preciosa, e incluso por momentos varonil,  a cargo de Teresa Suarez Cosio (que en vivo lleva a cabo movimientos extraños y que también pertenece a una banda más o menos no más producida por OR-L, Le Butcherettes) y cuya voz le da un toque muy especial a todo el disco, haciendo un trabajo maestro. Vamos viendo: “Eli” es un punk de una fuerza tremenda con atmósferas electrónicas sumamente oscuras que es una obertura brutal y más aún en su desenlace. “Wortheless” es una balada punk que ya se distinguía en el live pero ahora suena mucho más electrónica con una guitarra que por momentos sobresale con todo el estilo OR-L. "Dig Right in Me"  es mucho electro-pop oscuro con un quiebre demoniaco un tanto breve pero de gran calidad, dándole algo de progresivo. "The Eye Fell in Love" es post punk más que cualquier otra composición del disco, en que todos los instrumentos suenan básicos en apariencia y la voz perfecta sobresale en forma melódica pero agresiva, en contraste casi sin emoción, pero con un final bailable y sumamente pop. "I Cry for You"  es punk gótico y por fin un solo disonante de guitarra. "Morning Sickness"  es la más electro-darkpop  y que tiene otro solo de guitarra que se disipa en notas space rock muy psicodélicas. Un temazo. Con "Torn Maps"  volvemos al punk disco con un ritmo bailable digno de Sisters of Mercy y su Temple of Love de “Contra la Pared” de Fatih Akin (una película bastante punk). Música bailable pero arrojada a la línea del borde, con un solo de guitarra bastante stoner, en el tono del disco: Eclectismo puro, más aún por la duración del tema. "Turtle Neck" es la contemplación melancólica del dream pop. "Always on the Run" tiene un buen inicio con una guitarra bastante marsvoltiana y luego un coro correctísimo, breve pero de gran calidad. “Red” tiene bases orgánicas que se traducen en uno de los mejores piezas del disco, bien pop en su coro, dark wave quizás. Un ritmo tremendo. "Mother, Father, Set Us Free" es el cierre con un art-rock muy experimental en sus ritmos y con una gran sonoridad bastante subterránea. Finalmente, me parece que no es solo un buen disco, sino que ahora me parece que es un excelente disco, analizado en su contexto y olvidándose de lo que significó TMV y valorándola como entidad independiente, e incluso puede ser de lo mejor del año en su estilo, y que debiese ser idolatrado y venerado por esa creciente y nueva nación llamada “indie” y sus variantes (aunque no creo, debido a que hay mucho snobismo dentro de él), y finalmente me atrevo a decir que es la continuación y evolución melódica de At The Drive-In, y que a pesar de no tener un sonido original tiene una identidad y sonoridad bastante nueva y única, y por lo tanto, en mi opinión, podríamos estar en presencia de un nuevo eslabón en la música rock. Vamos a ver que dice la historia.

martes, 11 de junio de 2013

Queens Of the Stone Age - ..... Like Clockwork (2013)



Si el rock, y todo lo que ello implica, fuese una persona, y esa persona fuera un padre, la verdad es que tendría como hijo favorito a QOTSA (obviamente esto es una opinión muy personal ), orgulloso de esa rebeldía y atrevimiento, de su originalidad, de su forma de asumir sus creaciones, de esa maldad tan atrayente (…y pa peor trae plata pa la casa, pero eso no afecta en demasía su actuar). Este hijo ha sacado un nuevo disco que es uno de los buenos, bastante extraño en su sonido y diferente en gran parte a todo lo anterior, aunque alejado un tanto del vértigo que más me atrae de esta banda, cuyos antecedentes se presentan en el viejo "Avon" y se desenlazan al extremo en el díptico "Hangin Tree" y “Go with the Flow” y también en "Everybody Knows That You Are Insane", vértigo que aparece en el desenlace progresivo de “I Say By the Ocean” y obviamente en “My God is The sun”, que siempre encontré un temazo. Por otra parte, algo menos demoníaco (como en la gigante "A Song for the Deaf"), pero que se reemplaza esta característica por un asunto más contemplativo de alguna forma, bastante existencial en sus letras, incluso depresivas o pesimistas. Hay buenas canciones como la primera del disco o como Kalopsia, que suenan frescas, suenan con un espíritu propio, bien QOTSA, y otras canciones verdaderamente tremendas como los seis minutos de “I Appear Missing” o “Smooth Sailing”, canciones entre el desierto, entre lo sexual, lo lisérgico-psicodélico y dándole preponderancia como siempre a las melodías vocales pero esta vez de una forma, que me atrevo a decir, esencial. Quizás es un disco un tanto ausente de riffs y de metal, pero la verdad es que eso poco importa, porque en vivo pueden sonar tan fuertes y violentos como cualquier banda de metal extremo. Quizás esa seudo-depresión de Homme lo llevo a tener esa actitud que se siente en gran parte del disco, un tanto más tranquila y emotiva que lo llevo a utilizar elementos, que si no mal recuerdo, no habían sido utilizados tal como el sonido de un violonchelo o una pieza en que el piano como elemento rítmico y a la vez triste suena como protagonista, y quizás lo más importante que produjo esa depresión: El sentir cerca la muerte, sentir que en cada momento puede aparecer ante nosotros, pero debido a la valentía de Josh Homme y a su desenfado ante ella, lo lleva a un plano sensual. La muerte como elemento que seduce, tal como en la caratula de Boneface, y es quizás esa sensualidad la que sintió mucha gente según he leído, y que yo también sentí, ya que no se trata de una sensualidad humana hormonal que nace de Homme sino una sin género y por sobre todo metafísica. Un buen disco, quizás el mejor que va del año en el género, un eslabón más en la carrera de una banda comandada por un genio.

martes, 4 de junio de 2013

Pat Metheny - Tap: The Book of Angels vol. 20 (2013, Tzadik/ Nonesuch)


El Book of Angels: Book II es bastante heterogéneo: da para todo, claramente esto en el buen sentido de lo aquello puede significar. Y es más tiene medidas incalculables según lo que pase por la cabeza de Zorn (quien en un momento pensó que 200 composiciones eran pocas y se lanzó por otras 100, bueno y que siga), y por aquella mente pasan muchas cosas pero todas basadas en determinados pilares: La cultura radical judía, el Jazz (free, rock o fusión), el talento y la belleza (aunque esta sea oscura y extraña por momentos). Este Book incluye cosas algo simples en apariencia como el volumen 13 llamado Mycale (cuarteto de solo voces, incluso partes de español producto de una cantante argentina) o el trabajo de piano de Uri Caine en el volumen 6, hasta algunas cosas más “violentas” como el de Shanir Ezra Blumenkranz (vol. 19) o el de Banquet of the Spirits (Caym, vol. 17) dotado de un jazz-fusión-rock de enorme poder, mi favorito.En esta ensalada de músicos y estilos cabe de algún modo el sonido de Pat Metheny, que en un principio tiendo a pensar en algo de incompatibilidad, ya que su sonido siempre ha sido bastante accesible, incluso luminoso por regla general, aunque siempre de gran calidad. Obviamente es el jazz lo que los une pero parecieran de corrientes paralelas que pocas veces se topan. Pero hay dos cosas que los unen: La admiración mutua y el talento. Es este último el que hace que Tap sea un excelente disco, variado en ritmos y armonías, en estilos y técnicas, en afecciones y deseos, en dolor y en alegría, muestra de un estilo musical que nace de un pueblo, el judío, y tal como ese concepto, lleno de matices y tonos.Me tomaré la libertad de escribir algunas cosas que llamaron mi atención sobre las composiciones: Mastema: Una base rítmica repetitiva de batería y bajo, que da lugar al exquisito sonido del sitar y luego a guitarras distorcionadisimas, y que en su parte más suave se adorna con algo que pareciera una sirena de aquellas de la Segunda Guerra Mundial; Albim: Una melancólica creación que se inicia con guitarra acústica, para luego seguir con esa misma tonalidad sumando batería y contrabajo. Una perfecta ejecución de Metheny, que finaliza de una forma completamente atonal que recuerda a Alban Berg y a Webern. Un bellísimo tema. Tharsis: Es alegría, es baile. Son mujeres danzando en círculos sobre si misma. Hay algo ancestral en su inicio, para luego dar paso a esos teclados característicos de Metheny. Para finalmente volver sobre las notas iniciales pero ejecutadas de forma más veloz. Intrigante decisión. Gran trabajo de quien mixeó el disco: Pete Karam; Es Sariel quizás el tema más épico del disco, con solos de guitarra que colaboran aún más a darle esa característica, más de 11 minutos de una gran composición que solo da descanso en una especie de interludio casi en su mitad; El caso de Phanuel es especial, un tema experimental y sin armonía ni ritmo en sus primeros minutos, un ambient bastante noise por segundos que se desenlaza en una suave guitarra acústica. Una composición oscurísima que viene a ser una especie de tapabocas para aquellos que creíamos imposible ver en Metheny algo hermético y lóbrego. Finaliza el disco con Hurmiz, un tema que realmente agradezco debido a lo que me he volcado hace unas semanas. Siempre había escuchado free jazz o jazz avant-garde pero nunca me había dado una loca obsesión por él. En estos días no he hecho otra cosa que escuchar ritmos atonales, serialistas, improvisaciones, ejecuciones poco convencionales y ausencias de estructuras (salvo concierto de Steven Wilson y el de Charles Aznavour hace unas semanas). Y este tema se encasilla ahí, con piano ejecutado por el propio Metheny, un buen tipo y un dotado multiinstrumentista que ejecuta todo lo que se escucha en este disco, desde teclado, piano, bajo, etc, salvo la batería a cargo de Antonio Sanchez.Un excelente disco, lleno de minimundos. Qué más se puede esperar de John Zorn?? La verdad que el hombre lo ha hecho todo y todo de gran calidad, pero yo le pido una cosa más: Una sinfonía apocalíptica, una con la cual termine el mundo. Es difícil superar en oscuridad a los trabajos de Schonberg, de Varese, a algunas sinfonías de Shostakovich, o a las bizarras obras maestras de Gubaidulina, sobre todo en sonoridad sombría, pero siento que John Zorn puede hacerlo, por la sencilla razón de que hay algo monstruoso en su ser.