Es una interesante película, claramente tiene
una estética minimalista, muy a lo Luz Silenciosa (2007) de Reygadas, de Gerry
(2002) de Gus Van Sant, de El Cielo, la Tierra y la Lluvia (2008) del chileno
Torres Leiva, o de mucho del cine argentino (del nuevo) todas estas tienen algo
en común: la imagen por sobre el dialogo, y es por ello que se valora, además
es poseedora de una fotografía tremenda como elemento independiente, que es
esencial en este tipo de filmes. Ahora como pasa con Gerry y la del chileno,
sufre problemas de guión, creo que la trama es deficiente, por lo cual hace que
el espectador pierda interés y muchas veces se pierda en el motivo de la
película, casi como que no existiera el drama, porque existe pero este es
pobre: El devolver un acordeón a un hombre del cual no sabemos nada y tampoco
se nos revela elemento alguno (salvo al final en el cual vemos su cadáver) es
símbolo de una épica falsa o desguarnecida. Claro está que presumimos algo,
pero aquella presunción es desilusión a la vez. Creo que su director pecó de
exagerado al tratar de ocultar, de dar ambigüedad o llevar al paroxismo lo
mínimo y cayó mal parado en uno de los lados del riesgo, más si se toma en
cuenta que los actores son amateurs y por
momentos su destreza queda en duda.
Por otra parte, toma descuidadamente asuntos
documentales y reales (fuerza del pueblo colombiano y sus tradiciones, similar
a Crónica de una muerte anunciada de García Márquez, de hecho al principio
pensé que era algo de ese estilo) y por otros, toca temas casi experimentales,
fantásticos (aquella mezcla siempre me ha agradado pero esta vez creo que se
exagera en ocasiones malamente) o más bien netamente ficticios: Los tres tipos
que presencian o arbitran las peleas de gallos, el duelo a muerte o las personas
que trabajan en el desierto (Otra vez el Nobel colombiano, pero esta vez el de
100 años de Soledad). Esta última escena me sugiere más dudas, junto a otras,
ya que por momentos me parece que tienen por objeto mostrar una localidad, un
plano magníficamente realizado, más que darle peso dramático e incluso
narrativo al guión.
Con todo se valora que exista un cine de tal
estilo por Latinoamérica, que bien escasos estamos de genios.