miércoles, 24 de marzo de 2010

Felicia´s Journey (Atom Egoyan, 1999)



No me parece que esta película sea atractiva, ni buena tampoco, Felicia´s Journey ahí no más. Padece de un academicismo que a mí por lo menos hace rato me pateó, prefiero y busco desde hace mucho otras formas de filmar y de narrar. Con el academicismo de Norteamérica, me da la impresión que siempre estoy viendo la misma película, como si todas ellas estuvieran dirigidas por el mismo hombre. Dudo por ende de la calidad de autores de muchos directores, salvas excepciones como Lynch, John Waters, Cronenberg, etc (y de películas como Gummo, obra maestra). Pero con Atom Egoyan, que puede tener estilo (falta ver más), no me pareció que tenga algo tan especial.  La corrección en la filmación y en la narración van en contra de mi idea de cine impuro, de cine sucio y radical, idea metida en mi cabeza por Bazin, aunque ya tenía el germen en mi cabeza sin leerlo. El amanerado psicótico ya me pateó al minuto uno. La historia nunca me enganchó, empieza como Romeo y Julieta (amor imposible) y termina como La Caperucita Roja (no te fíes de extraños), cayendo al abismo de los arquetipos terrestres. Todo filmado con una delicadeza digna de una película de Jane Campion. Chancho en misa (ahora, según yo, porque a más de alguien puede llamarle la atención el antagonismo entre delicadeza casi de princesita de castillo y una historia de asesino).
No me pareció una película ni personajes interesantes, sobre todo el asesino y su perfil psicológico, del cual dudo y deja en vergüenza las verdaderas circunstancias que afectan a los reales asesinos. Ahora si era algo genético su psicopatía que no muestre el director esa serie de flashback  medios rosas como la causa de un desorden mental, a ese hombre aunque con algo de bizarro lo amaron y el amó. Para peor, siguiendo con La Caperucita Roja, ¿a quién mandó este director canadiense a ser el cazador (el salvador de caperucita)? a un par de religiosas, o más bien a la religión, o quizás que quiso decir Egoyan, porque más que religión era una locura. ¿La locura la salvó?, ahora reconozco que esa escena es agradablemente perturbadora.
El punto alto de la película son algunas caras del psicópata, buenas, el brillo de sus ojos de loco, y lo más bueno según yo, los sueños de la protagonista, muy a lo Tarkovsky o más bien Sokurov. Por estos elementos y algunos toques más, habrá que darle otra oportunidad.