No me parece que esta película sea atractiva,
ni buena tampoco, Felicia´s Journey ahí no más. Padece de un academicismo que a
mí por lo menos hace rato me pateó, prefiero y busco desde hace mucho otras
formas de filmar y de narrar. Con el academicismo de Norteamérica, me da la
impresión que siempre estoy viendo la misma película, como si todas ellas
estuvieran dirigidas por el mismo hombre. Dudo por ende de la calidad de
autores de muchos directores, salvas excepciones como Lynch, John Waters,
Cronenberg, etc (y de películas como Gummo, obra maestra). Pero con Atom
Egoyan, que puede tener estilo (falta ver más), no me pareció que tenga algo
tan especial. La corrección en la
filmación y en la narración van en contra de mi idea de cine impuro, de cine
sucio y radical, idea metida en mi cabeza por Bazin, aunque ya tenía el germen
en mi cabeza sin leerlo. El amanerado psicótico ya me pateó al minuto uno. La
historia nunca me enganchó, empieza como Romeo y Julieta (amor imposible) y
termina como La Caperucita Roja (no te fíes de extraños), cayendo al abismo de
los arquetipos terrestres. Todo filmado con una delicadeza digna de una
película de Jane Campion. Chancho en misa (ahora, según yo, porque a más de
alguien puede llamarle la atención el antagonismo entre delicadeza casi de
princesita de castillo y una historia de asesino).
No me pareció una película ni personajes
interesantes, sobre todo el asesino y su perfil psicológico, del cual dudo y
deja en vergüenza las verdaderas circunstancias que afectan a los reales
asesinos. Ahora si era algo genético su psicopatía que no muestre el director
esa serie de flashback medios rosas como
la causa de un desorden mental, a ese hombre aunque con algo de bizarro lo
amaron y el amó. Para peor, siguiendo con La Caperucita Roja, ¿a quién mandó
este director canadiense a ser el cazador (el salvador de caperucita)? a un par
de religiosas, o más bien a la religión, o quizás que quiso decir Egoyan,
porque más que religión era una locura. ¿La locura la salvó?, ahora reconozco que
esa escena es agradablemente perturbadora.
El punto alto de la película son algunas caras
del psicópata, buenas, el brillo de sus ojos de loco, y lo más bueno según yo,
los sueños de la protagonista, muy a lo Tarkovsky o más bien Sokurov. Por estos
elementos y algunos toques más, habrá que darle otra oportunidad.