martes, 11 de junio de 2013

Queens Of the Stone Age - ..... Like Clockwork (2013)



Si el rock, y todo lo que ello implica, fuese una persona, y esa persona fuera un padre, la verdad es que tendría como hijo favorito a QOTSA (obviamente esto es una opinión muy personal ), orgulloso de esa rebeldía y atrevimiento, de su originalidad, de su forma de asumir sus creaciones, de esa maldad tan atrayente (…y pa peor trae plata pa la casa, pero eso no afecta en demasía su actuar). Este hijo ha sacado un nuevo disco que es uno de los buenos, bastante extraño en su sonido y diferente en gran parte a todo lo anterior, aunque alejado un tanto del vértigo que más me atrae de esta banda, cuyos antecedentes se presentan en el viejo "Avon" y se desenlazan al extremo en el díptico "Hangin Tree" y “Go with the Flow” y también en "Everybody Knows That You Are Insane", vértigo que aparece en el desenlace progresivo de “I Say By the Ocean” y obviamente en “My God is The sun”, que siempre encontré un temazo. Por otra parte, algo menos demoníaco (como en la gigante "A Song for the Deaf"), pero que se reemplaza esta característica por un asunto más contemplativo de alguna forma, bastante existencial en sus letras, incluso depresivas o pesimistas. Hay buenas canciones como la primera del disco o como Kalopsia, que suenan frescas, suenan con un espíritu propio, bien QOTSA, y otras canciones verdaderamente tremendas como los seis minutos de “I Appear Missing” o “Smooth Sailing”, canciones entre el desierto, entre lo sexual, lo lisérgico-psicodélico y dándole preponderancia como siempre a las melodías vocales pero esta vez de una forma, que me atrevo a decir, esencial. Quizás es un disco un tanto ausente de riffs y de metal, pero la verdad es que eso poco importa, porque en vivo pueden sonar tan fuertes y violentos como cualquier banda de metal extremo. Quizás esa seudo-depresión de Homme lo llevo a tener esa actitud que se siente en gran parte del disco, un tanto más tranquila y emotiva que lo llevo a utilizar elementos, que si no mal recuerdo, no habían sido utilizados tal como el sonido de un violonchelo o una pieza en que el piano como elemento rítmico y a la vez triste suena como protagonista, y quizás lo más importante que produjo esa depresión: El sentir cerca la muerte, sentir que en cada momento puede aparecer ante nosotros, pero debido a la valentía de Josh Homme y a su desenfado ante ella, lo lleva a un plano sensual. La muerte como elemento que seduce, tal como en la caratula de Boneface, y es quizás esa sensualidad la que sintió mucha gente según he leído, y que yo también sentí, ya que no se trata de una sensualidad humana hormonal que nace de Homme sino una sin género y por sobre todo metafísica. Un buen disco, quizás el mejor que va del año en el género, un eslabón más en la carrera de una banda comandada por un genio.

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